Cómo conservar el jamón serrano

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El jamón serrano suele ser un producto de consumo diario, por lo que una pieza entera puede durar semanas o meses dependiendo de cuanta gente viva en casa. De una forma u otra es imprescindible saber cómo conservar el jamón serrano para que cada loncha que nos llevemos a la boca preserve todo su sabor y aroma.

Antes de nada hay que seguir escrupulosamente las indicaciones de corte, en especial la que dice que solo se debe cortar el jamón que se vaya a consumir. Esta es la mejor forma de conservar el jamón serrano: no cortarlo hasta el momento del consumo.

No obstante, una vez hecho el corte se debe conservar la pieza de la mejor manera posible, en especial la zona por donde se ha empezado el jamón. Un buen truco es aprovechar los primeros cortes de piel y grasa para adherirlos a la zona de corte.

Antiguamente en zonas húmedas era habitual impregnar la superficie expuesta con aceite y pimentón, reconocidos conservantes tradicionales, pero lo cierto es que de esta manera se transforman bastante las propiedades organolépticas del jamón, por lo que hoy en día se ha dejado de hacer. La misma grasa del jamón cumple esa función de forma inmejorable y sin modificar el gusto.

Por lo demás, lo ideal es cubrir el jamón con un trapo de algodón y con un saco hecho de este mismo material y colgarlo con la pezuña mirando hacia arriba.

Mucha gente, por comodidad, lo conserva en el mismo jamonero de forma horizontal, pero lo cierto es que si va a pasar mucho tiempo, es conveniente que esté colgado para que la grasa fluya con la gravedad. Esa es la razón, por la que es habitual encontrar una especie de paraguas clavados bajo el jamón que sirven para recoger la grasa que cae.

Cubierto de la forma que hemos explicado y colgado en un espacio que tenga un ambiente fresco y seco con una temperatura que oscile entre 10 y 18 grados centígrados (el ambiente ideal de una bodega), el jamón estará en las mejores condiciones posibles para disfrutar todo su sabor.

Es muy importante, en este sentido, que no se utilice ningún plástico para envolverlo, dado que el jamón necesita respirar. Además, si se tarda bastante tiempo en volver a cortar, probablemente debas desechar las primeras capas, que tienden a endurecerse y coger un sabor rancio.

Lo dicho, hay que cortar solo la cantidad de lonchas que se vayan a consumir. En este caso es mejor quedarse corto (solo debes cortar más) que echar a perder esas lonchas. Las lonchas que pasan varios días cortadas se endurecen y se ponen rancias.

No obstante, existen formas de conservarlas, no como recién cortadas, pero sí en unas condiciones más o menos aceptables (depende del paladar). Por supuesto, si sobran lonchas hay que guardarlas en la nevera, pero no así sin más en un plato. Debes cubrirlas con papel film y que no quede aire en medio, buscando lo más cercano a conservarlas al vacío.

De hecho, mucha gente opta por comprar las lonchas envasadas al vacío por comodidad. Si es uno de estos dos casos, es importante recordar que antes de consumir las lonchas, conviene dejarlas un rato airearse, para que recuperen en la medida de lo posible sus propiedades organolépticas ideales.

Recuerda: conservar el jamón serrano en buenas condiciones es imprescindible para disfrutar al máximo su sabor.


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Manual de corte
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