El rol del jamón en el crecimiento y desarrollo de los niños

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La alimentación es modificada progresivamente con el desarrollo del niño. En los primeros seis meses de vida la lactancia materna exclusiva debe ser la norma, esta proporciona todos los nutrientes necesarios al bebé. Posteriormente deben comenzar a incorporarse la leche de fórmula, papillas de frutas y verduras, además de carne blanca y roja en presentaciones adaptadas al bebé, que aún no cuenta con dientes para masticar y triturar.

A partir del año ya se pueden introducir alimentos como el huevo, embutidos y fiambres en la dieta del niño; incluso es recomendado iniciar una dieta similar al resto de la familia, optando por alimentos blandos y que aporten suficientes nutrientes.

Enfocándonos en el jamón, surgen distintas interrogantes sobre el papel de este alimento en el crecimiento y desarrollo, el momento en el que debe ser introducido a la dieta y las propiedades que lo hacen beneficioso.
 

¿Embutidos o fiambres?


Los embutidos son los derivados cárnicos que son preparados a partir de trozos de carne cruda y grasa que se introducen en tripas naturales o artificiales para el posterior curado; el chorizo o el salchichón son embutidos. Por otro lado, los fiambres son piezas de carne saladas y cocidas; en este grupo, el jamón y la paleta o pechuga de pavo son los de mayor calidad.

En el caso de la alimentación de los niños, son más recomendables los fiambres, sobre todo el jamón, pues contiene menos grasa y calorías que otros fiambres o embutidos. El jamón debe ser cortado en lonchas muy finas o en pequeños trozos muy desmenuzados y siempre con moderación.
 

¿Cuándo introducir el jamón?


Una de las interrogantes que puede presentarse a los padres cuando se habla de la dieta de sus bebés está relacionada con el jamón. Frecuentemente existe la idea que el jamón es difícil de comer por su consistencia y que los niños pudieran atragantarse con él, y por lo que se presenta la duda de si es bueno o no introducirlo en su dieta.
Lo ideal es introducir el jamón a partir del primer año de vida, teniendo la precaución de cortarlo en lonchas muy finas o desmenuzarlo para que se pueda comer fácilmente. Además, el jamón aporta un alto valor nutritivo y es ideal para los primeros años de vida del bebé, pues además presenta muchos nutrientes beneficiosos para un adecuado crecimiento y desarrollo.

Es importante introducir este alimento en la dieta, ya que en la etapa infantil es donde debe tenerse un cuidado especial en la prevención de la malnutrición. En este periodo pueden presentarse repercusiones a corto y a largo plazo, ya que los buenos y malos hábitos suelen mantenerse durante toda la vida. Así, es muy importante ir añadiendo poco a poco todos los alimentos en la dieta del niño para que su organismo se acostumbre y distinguir si alguno le cae mal.
 

¿Qué es mejor: el jamón serrano, el jamón de York, o el jamón ibérico?


A menudo surge la interrogación sobre qué tipo de embutido o fiambre es mejor introducir en la dieta del niño. En este sentido, existen diferencias entre ambos tipos de alimentos. Concretamente, en el caso del jamón de York este contiene un considerable mayor contenido de azúcares en comparación con el jamón serrano y, por ello, sería recomendable introducirlo más tarde que el jamón serrano en la dieta.

El jamón ibérico aporta más proteínas de calidad que el jamón serrano, sin embargo, este último contiene menos grasas y calorías. Adicionalmente, el jamón ibérico contiene más sal, pero es un alimento completamente natural y es elaborado sin ningún tipo de aditivo.

A diferencia del jamón ibérico, el jamón serrano también aporta una mayor cantidad de fósforo, magnesio y potasio. Tanto el jamón ibérico como el serrano son productos saludables ricos en ácidos grasos insaturados, pero tomando en cuenta las características y contenido nutricional de ambos productos es más recomendable el jamón serrano en la dieta del niño.
 

¿Qué aporta el jamón?


A modo de resumen, como ha sido descrito con anterioridad, el jamón tiene un alto valor nutricional: aporta grandes dosis de hierro y zinc, es rico en proteínas de alta calidad (con todos los aminoácidos fundamentales) y ácidos grasos omega, además de ser un alimento rico en vitaminas, entre ellas las del tipo B.

El alto contenido de hierro del jamón ayuda a que el niño tenga siempre el mejor estado físico posible. El potasio presente en el jamón, es un elemento que beneficia tanto a las células cerebrales como al desarrollo de los músculos y ayuda a mejorar el sistema inmune.

El jamón ibérico contiene una buena cantidad de vitaminas del grupo B y minerales -como por ejemplo el zinc-, lo que influye de forma directa en el estado de salud y crecimiento del niño. Además, el jamón de bellota contiene buenas cantidades de ácido oleico, el cual es beneficioso para el control del colesterol y el equilibro de las grasas en el organismo.
 

¿El jamón previene la obesidad?


Es cierto que entre todas las propiedades beneficiosas que aporta el jamón, cabe destacar que ayuda a prevenir la obesidad, siempre y cuando el niño reciba una dieta equilibrada con alimentos nutritivos para un adecuado desarrollo. Es ampliamente sabido que no se debe abusar de un mismo alimento en ningún menú, pero en el caso de alimentos tan nutritivos como el jamón, estos pueden formar parte frecuente de la dieta para convertirla en una saludable.

Con todo lo expuesto, podemos concluir que el jamón, particularmente el serrano o el ibérico, es altamente recomendable en la dieta y debe darse con frecuencia a niños y adolescentes en la medida de los posible.


 

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